Ven llama dulce de beber, festeja ahora
Esa ciudad efímera, te dono un sacrificio
Esperando en lo duradero y eterno
Aliméntate y elévate y déja
Que me quede hipnotizado en el centro de tu llama
Que sienta la mortal apoteosis
De la lira de siete cuerdas
Y del metro de Arquíloco
Que resplandezca el buen verso
Y que mi blasfemia se eleve en el tiempo
Nunca tuve necesidad de los dioses
Y un mal pasado me persigue
Pero es mi arte la que,
Como conciencia, ilumina mi soledad.
Veo cerrarse a mi alrededor el círculo
Senadores y caballeros conspiran
Aduladores y estúpidos me ahogan
Mi figura multiplicada
Hago pasear en la protección de los espejos
Confieso que no vigilé la autoridad de Augusto
De otra forma algo buscaba, a pie, en el ágora
Con ropajes de liberto comerciante
Algo buscaba en las tabernas con mujeres venales
Sin embargo pesa sobre mí la púrpura
Y la angustia en la escena del teatro
Aclaman a César o a su canción
Esta noche es la llama la que me consuela
Alas de fuego caldean mi corazón
En esta orilla, deslumbrado, mido la luz
Detengo el tiempo hasta la muerte
Y si queda la negra ceniza del ataúd
Dulce será, e infinito, el aire.
Trad. José Antonio Moreno Jurado